martes, 18 de septiembre de 2007

Una noche en Moscú


Qué bonito era el paisaje visto desde la alcoba de 17.000 euros que costaba la noche en aquel…hotel.
El Kremlin se sonrojaba por la elevada suma que costaba todo aquello.
¡Joder! Más de 700 euros por desayunar a cuerpo de Zar. Tengo que reconocer que el caviar estaba caro en el mercado, pero es que a mi no me gusta el caviar, y nos trajeron una tarrina de a kilo.
Me gusta el vodka, pero eso no cuenta… sobre todo a partir de la primera botella.

En cualquier caso, era demasiado para una aventura. Sólo quería impresionar, pero la impresión que aquella factura me creó, superó mi límite bancario.
Muy pronto acudió a mi encuentro el responsable de los impagos en el lujoso hotel. Era una señorita que dominaba mi idioma a la perfección, lo cual no me dejó la más mínima posibilidad de maniobra para buscar o encontrar excusa alguna. Aparte de la gran carga sexual o sensual…o ambas a la vez, que desprendían sus ojos.
Estoy seguro de que la colocaron en ese puesto, para que los hombres se vieran desbordados por tan felina mirada.
Cuando me quise dar cuenta, estaba en la embajada española repatriado a mi país con una deuda que, nunca podría pagar.
Además, la chica a la que quería impresionar me despidió con una sonada ostia. Gracias al violento bofetón, pude salir del país, no sin mi humillación.
Pero la embajada me pasará factura.
Condenado a votar de por vida al partido que me ha sacado de este infierno transfronterizo.
Burocracia.
Engendraré hijos para que, a los 18 años, me ayuden con esta deuda vitalicia y democrática.
Hipoteca social que habrá que pagar o ir a la cárcel.
Preso político del alma.
¿Moscú? La ciudad más cara del mundo. Lo que hace el capitalismo atroz y a destiempo… con lo baratas que le costaron a mi madre las muñecas rusas…y lo poco que ocupan, que se esconde una dentro de otra y de otra.. Además trajo caviar y eso que éramos pobres.
Me gusta más el vodka-

No hay comentarios: